La Jungla

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Con la llegada del calor y el buen tiempo, comienza la repoblación de la terraza (la cual disfruto en usufructo, no especulen ustedes con el status de mis finanzas) de mi humilde hogar. Los nuevos inquilinos son de diversa índole, y a cual más abyecto:

Hay moscas revoloteando en círculo. Moscas de varias tallas, desde aquella que te encuentras de repente apoyada en el cristal, hasta la que te alarma porque te hace creer que un helicóptero de luto hace maniobras alrededor del alféizar de la ventana. De momento no son abundantes, pero tampoco espero una plaga pues, si el señuelo suele ser, o fruta o mierda, en mi domicilio lo llevan claro...

El otro día me levanté para ir a trabajar y antes de salir de casa me fijé en un rincón. Había lo que yo creía que era una enorme pelusa, de esas que van creciendo conforme van ganando motas de polvo adeptas. La cogí para arrojarla a la calle, cuando en ese instante comprobé que para ser una pelusa tenía demasiadas patas. Por si todavía estuviera viva, la tiré al suelo y la suela de mi zapato dio buena cuenta del bisnieto de Spíderman.

Por la noche salí a tirar la basura, pero me detuve al ver algo en la pared que se movía. Tal vez fueran imaginaciones mías, porque sólo he logrado verlo aquella vez, pero me resultó incómoda la visión de algo parecido a una lagartija, incómoda simplemente por cuestiones logísticas: se puede aniquilar una araña o una "cuqui" con un zapatillazo sin necesidad de despojarse del calzado. Ya me dirán ustedes como aplasto sin quitarme la sandalia a una lagartija en la pared.

Y la estrella de esta fauna fue la "cuqui" que me encontré hace poco. Hacía escasas semanas que había visto la primera, yaciendo inerte boca arriba, lo que me produjo un mal rollo impresionante (ya que considero a esos seres, sin entrar en connotaciones religiosas, como la demostración empírica de que Satanás existe o existió cuando fueron creadas). Sin embargo, la que ví recientemente era apenas una adolescente y parecía viva. Sin dudarlo ni un momento, le asesté una ración de suela que provocó un crujido que casi paraliza el tráfico de la calle. El resultado de aquel impacto no lo voy a describir, por si hay personas sensibles entre la audiencia; como ilustración sólo comentaré que durante un par de días no pude comer nada relleno de crema...

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Realmente lo que tienes es un ecosistema completo con su depredador y todo, que es eso que viste en la pared, aqui lo llaman salamanquesa, es un geco que se come los insectos.......

¿Y mosquitos? ¿Tiene usted mosquitos? Si quiere no ser picado por alguno de ellos, tengo yo un dispositivo antimosquitos que ha pasado todos los requerimientos de calidad, ISO inclusive; su única pega es que mide metro y medio de alto y cuesta más rodearlo que saltarlo...
Lo de la cuqui es preocupante, así empezó Tato y mire luego: http://www.eljueves.es/tienda/originales/imagenes/originales_popup/or_tato_1294.jpg

P.S. No se ha dado cuenta de lo beneficioso que puede ser tener insectos en la terraza. Imagine que invita usted a su casa a una señorita de esas que se suben sobre la silla al mínimo atisbo de bichejo infecto. ¿Sabe cuantos puntos ganará a sus ojos cuando lo mate sin reparos ni dilación?

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