Impresionantes las imágenes de hoy de SS.MM. los Reyes (¿en Valencia?, disculpen, apenas presto atención a los informativos). Tenemos tanta suerte de contar con unos soberanos tan sencillos y próximos al pueblo que no nos los merecemos.
Impresionantes las imágenes de hoy de SS.MM. los Reyes (¿en Valencia?, disculpen, apenas presto atención a los informativos). Tenemos tanta suerte de contar con unos soberanos tan sencillos y próximos al pueblo que no nos los merecemos.
Acabo de descubrir horrorizado, paseando por estas webs-de-diós, que está a punto de estrenarse (en los EE.UU., of course, en España no tenemos tanta prisa) el remake de Las colinas tienen ojos, una de las primeras películas del grandioso y entrañable Wes Craven.
En ésta, el señor Craven es sólo productor, por supuesto, como lo es el señor Sam "full-time-Spiderman" Raimi en el también detestable e innecesario remake de la maravillosa Posesión infernal.
Ignoro la repercusión de la película original, allá por el año 1977 (por cierto, buena cosecha!); lo que sí sé es que, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo bastante visible. De hecho, nos queda la sensación de que en su momento debió de ser bastante original; quizá no al nivel de La matanza de Texas o El exorcista, grandes competidoras por ver cuál de las dos acapara más versiones i/o imitaciones. La historia de Las colinas tienen ojos puede parecer ahora insulsa y cotidiana: la típica familia acomodada americana se queda sin coche en medio del desierto y es asediada por un grupo (también familia) de mutantes. Sin embargo, es muchísimo más entretenida que los bodrios actuales cuyo único fin es promocionar el consumo de palomitas entre los teenagers.
Sin duda, el panorama del cine de terror de hoy en día es muy desalentador. Nos quedaba la esperanza del cine japonés, por su exotismo; desgraciadamente el inesperado éxito comercial está destrozando su enorme talento, debido a la sobreexplotación de las mismas ideas brillantes. Aparte de eso, algo digno como Saw y su secuela, y poca cosa más. Las mismas torturas, psicokillers plagiándose los unos a los otros, fantasmas incongruentes... hasta los guionistas tienen que recurrir a los cómics y los videojuegos!!!
Eso sí, si finalmente el bueno de Ash se enfrenta a Freddy y Jason, ya pueden apostar quién irá a contemplar tan egregio duelo el día del estreno...
Tal vez los americanos no hayan inventado ni la religión, ni la democracia, ni siquiera el fútbol, pero les ha bastado cuatro series de lo más tontaina para idiotizarnos sobremanera...
Thank you for being a friend
Traveled down the road and back again
Your heart is true your a pal and a confidant.
And if you through a party
Invited everyone you ever knew
You would see the biggest gift would be from me
And the card attached would say thank you for being a friend.
El otro día me disponía a escribir unas líneas cuando, al poco de empezar, noté cómo la barraespaciadoraserebelaba.
Lamásgrandedesuclasehabíaadoptadounaposturadefuerzaquemeobligóaactuar.
La arranqué con la ayuda de una pequeña navaja y estupefacto comprobé cómo su extraño comportamiento no respondía a un aliento de vida recibido de un cortocircuito, sino a la absurda presencia de media cáscara de pistacho debajo de ella, corroborando las nociones más básicas de mi Física de bachillerato y destrozando mis esperanzas de un encuentro paranormal.
Tal hallazgo estimuló mi curiosidad y comencé a indagar. Las teclas de función, vírgenes e impolutas, guardaban su esplendor inicial. Sin desgastes, tampoco habían sido liberadas digitalmente de la roña acumulada por el paso del tiempo, lo que les otorgaba una presencia de vetusto resquicio arqueológico, deteriorado por el paso del tiempo más que por el uso y abuso.
El "Enter" ya me dio más problemas.
Siendo una tecla tan importante, era crucial mantener su estado en óptimas condiciones.
No obstante, tras un exhaustivo escrutinio, descubrí horrorizado como una pelusa malévola la había quasiadherido a la base de forma que cada vez que la presionaba, dicha presión se prolongaba unos segundos.
La pelusa fue aniquilada y pude disponer del "Enter" para concluir mis párrafos con mi brillantez acostumbrada.
Especial conflicto tuve con las dudosamente útiles jorobas de la "F" y la "J". Bien pensado está disponer de esas referencias táctiles, siempre y cuando podamos asegurar con certeza que el subconsciente reconoce en milésimas de segundo esas protuberancias mientras aporreamos el teclado con las aptitudes mecanográficas adquiridas gracias a un Sinclair ZX Spectrum, de 48K y teclas de goma.
Levanté unas cuantas teclas al azar y descubrí toda una jungla de cabellos; como mi esperanza y mi deseo eran que procedieran de la cabeza y que fueran producto de mi galopante alopecia, mi estupor fue supremo al intentar establecer una relación causa-efecto a la presencia de dichos cabellos en el interior del teclado. También deduje horrorizado que la proliferación de parte de mi cabellera podía conllevar, en armoniosa simbiosis, su acompañamiento de partículas de caspa.
Migas de pan y pellejo de salchichón conformaron el resto de la flora y fauna que pude desenterrar en el análisis arqueológico de mi teclado.
En cuanto me agencie un microscopio, me froto las manos al pensar que voy a ser el descubridor, casi involuntario, de micro(y no tan micro)organismos hasta ahora inéditos incluso para los más sesudos científicos.