Como habrán comprobado, la política no es un tema recurrente en mis escritos. Me resulta tediosa la política en sí, y estéril y abusivo su debate en los medios (especialmente la radio y la prensa escrita; en la tele el político que más aparece es Julián Muñoz!). Por tanto, es absurdo que contribuya aportando mi granito de arena a un tema que, dada mi extrema ignorancia, poco más puedo aportar.
Ahora bien, eso no es obstáculo para que, como ciudadan@, me preocupen problemas sociales derivados directamente de la mala gestión de los políticos. Ayer se fue al traste una de las mejores noticias del año: la manifestación expresa del abandono de las armas por parte de la banda terrorista. Temporal, sí, pero algo era algo. Ayer, por culpa de la torpeza de unos partidos políticos más preocupados por acaparar votantes (y en consecuencia, escaños y poder), los etarras se comportaron como el niño ignorado por sus padres que necesita llamar la atención. El niño que no se conforma con berrear, debe cometer un acto de suficiente contundencia como para que los padres dejen de pelearse entre ellos y le presten atención. Como por ejemplo, hacer trizas un jarrón de la dinastía Ming(R).
Si los padres no estuvieran inmersos en una trifulca entre ellos, el niño no necesitaría reclamarles su atención. Los padres podrían, después de debatirlo el uno con el otro, decidir si lo mejor para que el niño enderece su conducta es castigarle o dialogar con él. O una solución intermedia.
Debo reconocer que la metáfora está demasiado endulcorada, dado el grado de asquerosidad que desprenden los políticos al insistir en discutir sobre un tema en el cual debe haber consenso generalizado, puesto que la inmensa mayoría de nuestra sociedad comparte el mismo código ético. O esto es lo que me gusta creer, inocente de mí.
En fin, aunque constituya un esfuerzo titánico, debemos mantener la esperanza de que alguien recapacite. Pero esto ya no será hasta el año que viene.
Aprovecho para lanzarles mis más sinceros y mejores deseos para el año que comienza dentro de un ratito.
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