Desde siempre me ha llamado la atención el poder de atracción que tengo. Para mi desgracia este poder es muy limitado y sólo consigo atraer a turistas extraviados. De todo tipo, nacionalidad y estrato social.
Algunos me preguntan directamente en inglés. Mi ciudad es ciertamente cosmopolita, pero no llega al nivel que permita presuponer a los foráneos que los autóctonos dominamos la lengua de Shakespeare. En estos casos, mi reacción es siempre la misma; a pesar de entender la pregunta, les digo que no, que no hablo inglés. La paradoja no es captada por mi interlocutor, cosa que no es de extrañar viniendo de alguien que enfunda con sandalias sus calcetines blancos.
No obstante, mi civismo me impulsa a responderles y orientarles, eso sí, en español (o castellano, tanto monta). Ellos se hacen los enterados y, sinceramente, me preocupa bien poco si he conseguido ayudarles. Prosigo mi camino con Pepito Grillo dándome palmaditas en el hombro.
Este curioso fenómeno también me ocurre cuando yo mismo soy el turista despistado. Por muy lejos que me halle de mi ciudad de origen, siempre me confunden con alguien del lugar y no dudan en preguntarme por dónde cae la estación de autobuses o la farmacia más cercana. En ocasiones decido humillarme y confesar mi verdadera identidad. Otras veces me invento el itinerario, amparado en la enorme improbabilidad de volver a coincidir en este pequeño mundo y que puedan reprocharme el embuste.
De vuelta a mi ciudad, hay días especialmente productivos en los que me veo en la obligación de atender las preguntas de dos y hasta tres transeuntes forasteros. En la misma jornada. Holandeses, italianos, moros, peruanos... Con o sin el mapa que les delata como turistas y a mucha honra, más lejos o más cerca de ese objetivo que buscan con tanto ahínco... Pero siempre acuden a mí a preguntarme. Debo tener cara de guía, o bien se me ve a la legua que soy del pueblo. Una vez lo comenté y me dijeron que tal vez sería porque tengo cara de buena persona. No sé si tiene algo que ver, pero es la razón que más me gusta.
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