Muy pocas películas tienen hoy en día la capacidad de escandalizarme. En el buen sentido. Hay demasiadas películas que me escandalizan por lo malas que son, pero ése es otro tema. Nos pueden sorprender por un guión brillante, por unos espectaculares efectos especiales, por una soberbia interpretación de los actores, etc.
La Pasión de Cristo sorprende especialmente por otra cosa. No recuerdo ninguna otra ocasión en que lo haya pasado tan mal en una sala de cine, y durante un lapso de tiempo tan prolongado. Porque esta película es un sinvivir de principio a fin. Poco importa lo creyente que seas. Bueno, sí que importa, pero no quiero enfocarlo desde ese punto de vista. Yo, que no soy creyente, que considero a Jesucristo como un personaje más de la historia, sufrí muchísimo durante las dos horas de proyección. Tanto por la crudeza de las imágenes como por la crueldad de la condición humana que se refleja.
Parece exagerado. Tal vez lo sea. Desde luego esta película no va a cambiar mi concepto ni el de la mayoría de gente acerca de la figura de Jesucristo. Es un mero entretenimiento, algo para pasar el rato y comentarlo después con los amigos. Lo que sí es cierto es que el hecho de que una película te produzca esas sensaciones mientras la estás viendo, de dolor, de sufrimiento, de rabia (repito, a mí me pasó y eso que "Chus" no me merece excesivas simpatías), dice mucho en favor del señor Gibson, mensajes subliminales aparte.
Canción del día: Heart like a wheel - The Human League
Cada día te está quedando mejor el diseño del blog, sigue así :)
bikos