Debe ser duro ser actor/actriz famoso/a. Más allá de la dictadura de la agenda o del asedio de los fans, lo más difícil son los temas del corazón. Sí, de acuerdo, ya es un asunto suficientemente dificultoso para el resto de los mortales, pero en el caso de los VIP's hay que añadirle una complicación adicional. Y no es otra que el imperativo, llamémoslo tácito si ustedes lo prefieren, de que la pareja pertenezca al mismo estamento en la escala de la popularidad. Si no fuera así, cómo justificaríamos que casi el 99% de los famosos cuenten con un cónyuge también famoso?
Muchos pueden evocar el "dios los cría y ellos se juntan". Tan aplicable como la mayoría de los refranes. Lo cierto es que tales romances dan la impresión de que no son más que una mera extrapolación de los papeles que interpretan en las películas. Que ese efímero amor tocará a su fin cuando acabe la promoción de la película o cuando él o ella trabajen "intensamente" con otro/a artista durante las semanas que dure un nuevo rodaje.
Es sintomático que, salvo honrosas excepciones, ningún miembro de este clan se case y tenga prole con la novia de toda la vida, aquella compañera de instituto guapa y esbelta que nada tiene que envidiarle a las más rutilantes estrellas. No se da el caso y las probabilidades de que algo semejante sucediera deberían ser altas. Por algo será.
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