El abono mensual ha subido casi dos euros este año, el doble del nivel de vida. Sin embargo no he visto el doble de mejora en el servicio y las prestaciones. Más bien todo lo contrario: esperas interminables, averías inoportunas, malos modales de los empleados, suciedad y dejadez, falta de información...
Teniendo en cuenta que se trata de un servicio público en situación de monopolio, considero cualquier pataleta como legítima. Es indigna esta situación, a la altura de un país tercermundista. Y si al menos no tienen intención de solucionarlo, que no nos humillen con esas ignominiosas subidas de las tarifas.
Lo peor de todo es la impotencia que se siente. Mi única vía de escape puede ser este humilde blog que nadie lee. O también la ironía; gracias a ella podré entonar con un sutil canto: Gracias!!!
En Valencia también han subido el precio del transporte público a lo bestia, sin que se note ninguna mejora en el servicio. Más bien al contrario. Me uno a tu ironía...